Hoy compartimos el recorrido Camila Vizcarra de quien viajó cada semana desde Ingeniero Jacobacci para formarse en nuestra la Escuela OBRADOR y convertir su pasión en un proyecto en crecimiento.
Camila Vizcarra comenzó su camino como pastelera y siguió formándose como cocinera profesional. Dueña de Brisée, su pastelería en Ingeniero Jacobacci, representó a su ciudad en ENBHIGA y hoy se prepara para una pasantía en Francia.
-¿Cuáles son tus primeros recuerdos vinculados con la cocina?
-Crecí en Misiones, en una zona rural, donde me crié con mi abuela. Vivir en el campo y tener una huerta me permitió conocer la estacionalidad de los productos. De mi infancia recuerdo las comidas “de olla”, muy emparentada con la cocina de Brasil, por su cercanía y por el uso de las frutas, verduras y legumbres.
-¿Cuándo descubriste tu vocación para estudiar gastronomía?
-Al finalizar el secundario, estudié auxiliar en criminalística en Mar del Plata. Después seguí Psicología pero me di cuenta que no era lo mío. Con mi familia nos mudamos a Ingeniero Jacobacci, a 200 kilómetros de Bariloche. Entonces, escuché su consejo, ellos siempre me alentaron a estudiar gastronomía que, hasta el momento, había sido un hobby. Yo ya conocía la escuela y en 2018 hice la carrera de pastelero profesional en El Obrador. Fue un cambio rotundo y hermoso para mí. Al año siguiente, con mi familia, abrimos Brisée, la primera pastelería de Jacobacci.
-¿Cómo creció el emprendimiento familiar?
-Cuando llegó la pandemia entramos en crisis pero nos ayudó mucho poder convertirnos en el “puente” entre la gente. Como no se podían hacer reuniones sociales, desde Brisée nos pedían enviar una torta, o masas o una caja con piezas de pastelería para los cumpleaños u otras celebraciones. Así, trabajamos mucho y pudimos expandirnos, mudarnos a un local más grande y contratar personal. Eso nos trajo mucha alegría. Entonces, sentí que era el momento de seguir estudiando. Me inscribí nuevamente en El Obrador, esta vez, para cursar el 1º año de la carrera de cocinero profesional semi-presencial. En 2022 hice el postítulo de pastelería, esta capacitación me permitió entender la complejidad de este oficio, fue algo que me abrió la cabeza y me entusiasmó mucho. Recién entre 2023 y 2024 pude finalizar la carrera y recibirme como cocinera profesional.
-¿Qué clase de pastelería hacen en Brisée?
-Hacemos pastelería europea, con piezas de pastelería de vitrina, elaboramos tortas, brindamos servicios de catering e implementamos cocina privada, algo nuevo para Jacobacci. También ofrecemos productos más clásicos, como masas laminadas, pero con un poco más de vuelo y siempre haciendo hincapié en la decoración y presentación.
-¿Qué fue lo más enriquecedor de tu experiencia durante ENBIGHA en Perú?
– La consigna era representar a Jacobacci e intercambiar conocimientos, cultura y experiencias con otros estudiantes de Gastronomía de la región amazónica. Juntos preparamos postres utilizando la gran variedad de frutas que ellos producen.
Para mí fue una experiencia llena de emociones. No podía dejar de pensar en Misiones, donde están mis raíces, pero tampoco en la estepa rionegrina, que también forma parte de mi identidad. Descubrí que algunos productos de la cocina peruana también se encuentran en la Mesopotamia, y eso me sorprendió mucho.
Además, había pasado muy poco tiempo desde el fallecimiento de mi abuela, con quien me crié en Posadas. Conocer de cerca la cocina de la región fue, de alguna manera, reencontrarme con mis propias raíces.
-¿Cómo sigue tu carrera gastronómica?
-Luego de finalizar en El Obrador empecé a estudiar el profesorado de pastelería en un instituto privado en Buenos Aires. Gracias al intercambio con los docentes de El Obrador y mis compañeros, descubrí que quiero enseñar y poder transmitir la pasión que compartí y que me inculcaron. Brisée sigue creciendo, nos hemos mudado a un local más grande. El año que viene voy a hacer una pasantía en pastelería en Francia por seis meses. Estoy muy contenta estudiando el idioma y preparándome para esa experiencia.
-¿Quiénes han sido tus grandes maestros?
-Tuve la posibilidad de aprender de distintos profesores de El Obrador, tanto de Rodolfo y Facundo en cocina, como de Mariana en pastelería. En la escuela aprendí que de los errores se aprende y que no está mal equivocarse. Hay que prepararse para trabajar en cocina o pastelería, pero si es realmente lo que te gusta, una vez que entrás en este mundo, después es difícil salir.
-¿Cuál es tu consejo para los estudiantes de gastronomía?
-Este trabajo demanda ganas, ingenio y pasión. No es una profesión fácil y puede resultar agotadora, pero cuando uno ve la cara de felicidad del comensal o del cliente, eso te reconforta y te transforma. Tener mi propia pastelería es parte de mi realización personal. Y uno siempre quiere más. Descubrí que tengo las herramientas para confiar en mí. La creatividad es ir más allá de una receta. Cuando empecé a estudiar en Bariloche salía desde Jacobacci temprano por la mañana y volvía a la noche. A veces el micro se rompía y tenía que avisar que llegaba tarde. Fue agotador pero valió la pena todo el esfuerzo. En mi paso por la escuela entendí que la gastronomía despierta pasiones y tener un lugar como El Obrador te brinda las herramientas para hacer crecer esa vocación y que pueda transformarse en tu trabajo.
Gentileza: Escuela OBRADOR

