La raza equina, “criollo crespo” o “Bashkir curly”, se creía extinta, pero en la meseta de Somuncura viven unos 40 ejemplares.
Viajando por la meseta de Somuncura, se encuentra el campo «Aguas Arriba», el hogar del Criollo Crespo o «caballo con rulos», una raza equina que se creía extinta. Gerardo Rodríguez, veterinario y su pareja, Andrea Sede, decidieron que su campo, ubicado a unos 40 km de Maquinchao, era un buen lugar para la crianza de esta raza equina.
Su origen pareciera estar ligado a la época colonial aunque era incierta. Rodriguez se contactó con la Universidad de Texas, con dos genetistas y un biólogo y llegaron a la conclusión que «tiene genes de caballos españoles».
El veterinario también se contactó con la Asociación Internacional de Bashkir Curly de Estados Unidos, hoy estos equinos, únicos en el mundo, se mantienen en Río Negro.
Se trata de caballos enrulados que de marzo a noviembre tienen rulos en todo el cuerpo, «parece un peluche o un caniche gigante y son hipoalergénicos», señala Rodríguez. Son especiales para la gente que tiene alergia al pelo de caballo, ya que con ellos no tendrían inconvenientes.
Andrea, la esposa de Rodríguez, afirma: «me cambiaron un poco la vida la llegada de los caballos, siempre me gustaron, pero cuando conocí a estos, que llegaron de la meseta me enamoré». Agrega que «no podía creer que fuesen tan mansos, tan cariñosos, tan curiosos».
«La presencia de rulos en su pelaje la convierten en una de las más bellas razas del mundo, son animales mansos, rústicos. Por sus cualidades, son ideales para realizar equinoterapia, equitación de niños o simplemente gozar de su compañía».
En el año 2019, los criadores de esta raza de caballo recibieron la visita de ,miembros de la Asociación Internacional de Bashkir Curly de Estados Unidos. «Vino a conocer a nuestros caballos para tomar muestras de sangre y pelo. Las llevaron hasta la Universidad de Texas para ser estudiadas por los doctores Gus Cothran y Rytis Juries. Actualmente, se encuentran realizando investigaciones».
Un poco de historia
Existen varias hipótesis sobre la aparición de esta raza en la Patagonia. Una de las que toma más fuerza data de 1536. Cuando Don Pedro de Mendoza, gobernador de la colonia española, introdujo 100 equinos de trabajo y de guerra provenientes de Cádiz al territorio. Luego, tras la huida de los españoles, los caballos quedaron abandonados y comenzaron a reproducirse, poblando gran parte de la Argentina. Al regresar a la zona, años más tarde, observaron que los caballos de algunos sectores habían desarrollado el característico pelo rizado.
Otra teoría refiere a la expedición del obispo Trejo, quien ingresó equinos por el sur argentino. También se cree que los templarios al traer el Santo Grial a la Meseta de Somuncurá lo hicieron montando estos caballos.
Una tercera versión menciona que estos caballos llegaron desde el norte, cruzando el estrecho de Bering y que eran originarios de la región de Bashkiria, Rusia, de allí su nombre, Bashkir curly.
El proyecto Criollo crespo
Este proyecto en la Patagonia lleva 10 años de trabajo y ahora el objetivo es abrirlo al turismo. «Contamos con el Corredor Bioceánico, con la ruta 23 que tiene muchisimo tránsito y va a tener mucho más», señala Andrea.
«La idea es que sean patrimonio de la provincia, que son únicos en el mundo. El gen que tienen, esa mutación que sufrieron hace 300 o 200 años es única en el mundo», agrega Rodríguez.
«Llegar a tener algo único, nuestro, patagónico, de Maquinchao, de Río Negro, es un orgullo enorme», afirma Andrea.
Para conocer más de los criollos crespos o caballos con rulos, pueden ingresar a su perfil en Instagram: caballos_con_rulos o a su página WEB: www.caballosconrulospatagonia.com